Pautas para gestionar un duelo en las infancias
En la travesía de la vida, nos encontramos con momentos difíciles que pueden sacudir los cimientos de la familia, como la enfermedad o la pérdida de un ser querido, incluso de una mascota. Ante estas situaciones, surge una interrogante crucial para los padres: ¿cómo abordar el tema con los más pequeños? ¿Qué palabras usar, cómo acompañarlos en ese doloroso proceso?
Es común observar que, en un intento por protegerlos, los adultos a veces eligen evitar el dolor recurriendo a metáforas como “se fue al cielo” o “está en alguna estrella”, o en el caso de las mascotas, expresando que “la pusieron a dormir”. Sin embargo, los niños, especialmente los más pequeños, tienden a entender las cosas de manera literal. Es esencial que les hablemos con claridad y sinceridad, adaptando nuestras palabras a su nivel de comprensión.
Cada niño y niña atraviesa distintas etapas de desarrollo, por lo que es fundamental ajustar nuestras respuestas a sus necesidades y capacidades cognitivas. Françoise Dolto, reconocida pediatra y psicoanalista, nos recuerda que desde el nacimiento hasta la muerte, todos tenemos la misma capacidad de comprensión. Este principio desafía mitos arraigados como “es muy pequeño para entender”, o el extremo opuesto, donde asumimos que los niños comprenden todo sin necesidad de explicación.
Escuchar a los niños, responder a sus preguntas con sinceridad y brindarles espacio para expresar sus emociones son pilares fundamentales para acompañarlos en el duelo. No debemos subestimar su capacidad de entender y procesar la pérdida. Además, es crucial anticiparnos a situaciones difíciles, como la enfermedad de un ser querido, para que el impacto no sea abrumador.
En los casos de fallecimiento, es importante explicar claramente que no volveremos a ver a esa persona o mascota. Permitirles participar en rituales simbólicos como velatorios o visitas al cementerio puede ser reconfortante, pero siempre respetando su decisión. Validar sus emociones y evitar frases que desalienten la expresión del dolor son prácticas fundamentales en este proceso.
El duelo es un proceso que requiere tiempo y atención. Podemos ayudar a los niños mediante actividades simbólicas como juegos, plantar un árbol en memoria del ser querido o realizar dibujos. Es esencial que los adultos estén presentes, informando a los espacios que frecuenta el niño sobre su situación y brindándole apoyo emocional en cada etapa del proceso.
Mantener las rutinas cotidianas brinda estabilidad y seguridad al niño, demostrándole que, a pesar de la pérdida, hay aspectos de su vida que permanecen inalterados. Es un recordatorio de que, aunque enfrentemos cambios dolorosos, siempre hay algo en lo que podemos confiar.
En suma, acompañar a los niños en el duelo requiere honestidad, empatía y paciencia. Es un proceso delicado que deja una huella profunda en su desarrollo emocional, por lo que debemos estar presentes para guiarlos con amor y comprensión en cada paso del camino. Para seguir aprendiendo más, puedes adquirir el Pack de Libros sobre Duelos en nuestra tienda.
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