Llagas en niños y bebés: cómo identificarlas y tratarlas
Las llagas, también conocidas como aftas, son una forma común de úlceras orales que pueden aparecer en cualquier parte dentro de la boca. Estas lesiones suelen causar molestias significativas, especialmente al masticar y tragar alimentos, en particular si son salados, calientes o ácidos. Son especialmente frecuentes en los primeros cuatro años de vida.
¿Qué son las aftas y por qué aparecen?
Las aftas se caracterizan por su color blanquecino y bordes enrojecidos, y son extremadamente dolorosas y sensibles. Aunque no son contagiosas, algunos niños son más propensos a desarrollarlas debido a una predisposición genética. Pueden surgir por irritaciones locales, como morderse accidentalmente, quemaduras, exposición al sol, entre otros factores.
Cuando las aftas son recurrentes, podrían ser un signo de una condición subyacente, como alergias, intolerancias alimentarias, reacciones a medicamentos o deficiencias nutricionales. También pueden estar asociadas con factores psicológicos, como el «rechazo materno». Los niños afectados suelen ser despiertos, sensibles e inquietos, y a menudo presentan salivación excesiva y mal aliento. Las aftas generalmente duran entre 7 y 10 días y se curan sin dejar cicatrices. Cualquier llaga que persista más de 10 días debe ser evaluada por un dentista.
Remedios caseros para las llagas en niños y bebés
Aquí te ofrecemos algunos remedios caseros que pueden aliviar las aftas en los más pequeños:
Enjuague con té de romero: Enjuaga la boca del bebé o del niño cada 4 horas durante 5 minutos con té de romero. Para prepararlo, vierte una cucharada de hojas y flores secas en una taza de agua hirviendo, tapa y deja enfriar.
Yogur natural: Aplica una pequeña capa de yogur natural sobre las aftas tres veces al día usando una gasa.
Arándanos: Haz que el niño mastique un par de arándanos varias veces al día. Sus propiedades antisépticas combaten los gérmenes y facilitan la cicatrización.
Enjuague con salvia: Enjuaga la boca del niño tres veces al día con una infusión de hojas de salvia.
Bicarbonato de sodio: Enjuaga la boca del niño con una solución de bicarbonato de sodio.
Azúcar de leche: Aplica azúcar de leche (disponible en farmacias botánicas) sobre la llaga usando un bastón de algodón.
Recomendaciones preventivas
Para reducir la probabilidad de que los niños desarrollen aftas orales, sigue estas medidas:
Evita que consuman alimentos y bebidas muy calientes.
Enséñales a masticar lentamente.
Usa un cepillo de dientes suave.
Incluye lisina en su dieta, presente en alimentos como pescado, pollo, huevos y patatas.
Mantén una dieta rica en frutas y verduras.
Cuidados cuando el niño ya tiene llagas
Evita causar más molestias al niño.
Limpia las aftas suavemente.
Ofrece alimentos de consistencia blanda (cremas, purés, yogures) y a temperatura ambiente, evitando los calientes, ácidos o de sabores fuertes.
Usa analgésicos recomendados por el médico, siguiendo la dosis indicada.
No uses antibióticos, ya que las aftas no son causadas por infecciones bacterianas.
Evita los anestésicos tópicos en niños.
Finalmente, no dudes en acudir al odontólogo para la prevención y tratamiento de las llagas en niños y bebés. La atención profesional es clave para asegurar la salud bucal de los más pequeños.